Había una vez una niña llamada Caperucita Roja. Vivía con su mamá en una linda casa, en el bosque. Una mañana que se encontraba en su habitación, jugando en la computadora, su mamá le pidió que fuera a visitar a la abuelita que se encontraba enferma. Dándole una canasta con comida dijo a Caperucita que vaya rápido y no se detenga en el camino a hablar con nadie.
Caperucita salió de su casa y por el camino largo iba cantando y juntaba flores. De repente, apareció un lobo y preguntó que hacía sola en el bosque y a dónde se dirigía. Caperucita, sin recordar el consejo de su mamá, le contó que iba a visitar a su abuela y a llevarle comida.
El lobo, astuto, dijo que jugaran una carrera hasta la casa de su abuela.
Caperucita aceptó. El lobo, tomó el camino corto y llegó primero. Se comió a la abuela de Caperucita y se disfrazó con su ropa.
Al llegar, Caperucita Roja golpeó la puerta y el lobo abrió. - "Aguarda unos minutos Caperucita, que estoy hablando por teléfono", dijo el lobo fingiendo la voz de la abuela.
Cuando terminó su comunicación telefónica, Caperucita la vio y sorprendida dijo: "Abuela ¡Que ojos tan grandes tienes!"
- Son para verte mejor, contestó el lobo.
- Abuelita ¡Que orejas tan grandes tienes!
- Son para escucharte mejor.
- Abuela -insistía Caperucita- ¡Que boca tan grande tienes!
- ¡Es para comerte mejor!, dijo el lobo y se abalanzó hacia ella.
Caperucita Roja se dio cuenta de lo sucedido. Comenzó a correr por el bosque y gritaba pidiendo auxilio. Un cazador, que se encontraba en su cabaña y estaba viendo televisión, escuchó los gritos. Inmediatamente acudió a socorrerla.
La niña le comentó lo que había pasado. El cazador mató al lobo. Con un cuchillo cortó su panza y sacó a la abuelita, que se encontraba aún con vida.
Más tarde, la mamá de Caperucita llegó al lugar y se enteró de lo ocurrido. Para festejar que se encontraban con vida, Caperucita, su abuela, su mamá y el cazador merendaron juntos un rico pastel.
Caperucita salió de su casa y por el camino largo iba cantando y juntaba flores. De repente, apareció un lobo y preguntó que hacía sola en el bosque y a dónde se dirigía. Caperucita, sin recordar el consejo de su mamá, le contó que iba a visitar a su abuela y a llevarle comida.
El lobo, astuto, dijo que jugaran una carrera hasta la casa de su abuela.
Caperucita aceptó. El lobo, tomó el camino corto y llegó primero. Se comió a la abuela de Caperucita y se disfrazó con su ropa.
Al llegar, Caperucita Roja golpeó la puerta y el lobo abrió. - "Aguarda unos minutos Caperucita, que estoy hablando por teléfono", dijo el lobo fingiendo la voz de la abuela.
Cuando terminó su comunicación telefónica, Caperucita la vio y sorprendida dijo: "Abuela ¡Que ojos tan grandes tienes!"
- Son para verte mejor, contestó el lobo.
- Abuelita ¡Que orejas tan grandes tienes!
- Son para escucharte mejor.
- Abuela -insistía Caperucita- ¡Que boca tan grande tienes!
- ¡Es para comerte mejor!, dijo el lobo y se abalanzó hacia ella.
Caperucita Roja se dio cuenta de lo sucedido. Comenzó a correr por el bosque y gritaba pidiendo auxilio. Un cazador, que se encontraba en su cabaña y estaba viendo televisión, escuchó los gritos. Inmediatamente acudió a socorrerla.
La niña le comentó lo que había pasado. El cazador mató al lobo. Con un cuchillo cortó su panza y sacó a la abuelita, que se encontraba aún con vida.
Más tarde, la mamá de Caperucita llegó al lugar y se enteró de lo ocurrido. Para festejar que se encontraban con vida, Caperucita, su abuela, su mamá y el cazador merendaron juntos un rico pastel.
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