El periodismo del nuevo siglo
Los periodistas están en vías de extinción. El sistema puede funcionar sin ellos o, con periodistas reducidos a meros trabajadores que hacen retoques en los partes de agencia.
La calidad del trabajo de los periodistas se encuentra en regresión, al igual que su estatus social. Se está produciendo una taylorización del trabajo de los periodistas. Lo que sucede, especialmente en en ámbito de las nuevas tecnologías, concierne directamente a esta profesión.
Estamos asistiendo a una doble revolución, de índole tecnológica y económica. Podría denominarse una segunda revolución capitalista, que comporta muchas transformaciones y modifica la comunicación y el ámbito de la información. Dando lugar a una entronizaciín del mercado y a la mundialización de la economía.
Una de las consecuencias de la doble revolución: Las tres esferas.
La cultura, la información y la comunicación. Eran autónomas y contaban con su propio sistema de desarrollo. A partir de la revolución económica y tecnológica, la comunicación absorve la información y la cultura. Ya no hay sino cultura de masas. Hay información de masas; y la comunicación se dirige a las masas.
La información actual se caracteriza por tres aspectos. Primero, durante siglos la información ha sido muy escasa o incluso inexistente, actualmente es superabundante.
Segundo, la información tenía un ritmo lento, ahora es extremadamente rápida. Desde la segunda mitad del siglo XIX, la información experimentó un gran desarrollo, siempre ha existido relación entre velocidad e información. Ahora, esta relación ha alcanzado un límite tal que plantea problemas, la velocidad es la de la luz y la instantaneidad.
Y tercero, la información no tiene valor en si misma, por lo que se refiere a la verdad o a la eficacia cívica. Es una mercancía y está sometida a las leyes del mercado, o de la oferta y la demanda, y no otras leyes, como los criterios cívicos o éticos.
En la actualidad, informar es hacer asistir a un acontecimiento, mostrarlo, situarse a un nivel donde la mejor manera de informarse equivale a informarse directamente.
El periodismo de ayer y hoy
El periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano. El acontecimiento era transmitido por el intermediario, el periodista que lo filtraba, analizaba, contextualizaba y lo hacía repercutir sobre el ciudadano.
Ahora, el triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. Todos los medios de comunicación intentan poner directamente en contacto al ciudadano con el acontecimiento. Existe la idea de que el intermediario ya no es necesario.
La idea de la autoinformación se va imponiendo. El sistema transforma a cualquier receptor en testigo. Integra y absorbe al propio testigo en el suceso. El receptor observa directamente y, por lo tanto, participa en el acontecimiento. Se autoinforma. Si hay algún error, el sistema culpabiliza al receptor, puesto que se ha informado por su cuenta.
El nuevo sistema da por buena la siguiente ecuación: "ver es comprender", lo cuál puede parecer muy racional. Sólo se comprende con la razón. No se comprende con los ojos o con los sentidos. El sistema actual conduce a la irracionalidad o al error.
El principio de la actualidad
La actualidad es un concepto fuerte en el contexto de la información. Es lo que dice el medio de comunicaión dominante.
Como el medio dominante actual es la televisión, será ésta el véctor principal de la información e impondrá como actualidad todos aquellos acontecimientos que sean propios de su ámbito, ricos en capital visual y en imágenes.
El sistema actual transforma el concepto de verdad, que es importante en el ámbito de la información. Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es cierto, pues es cierto, aunque sea falso. El receptor no tiene más criterios de apreciación, si todos dicen lo mismo, está obligado a admitir que es verdad.
Ha cambiado la especificidad de cada medio de comunicación. Ya que hablan de si mismos, repiten lo que dicen los otros medios, dicen todo y, a la vez, dicen lo contrario. Por eso, es difícil hacer distinciones.
Los tres sistemas de signos
Hasta ahora, en la comunicación disponíamos de tres sistemas de signos: el texto escrito, el sonido de la radio y la imagen. Cada uno ha dado lugar a un sistema tecnológico.
El texto está en el origen de un verdadero sistema, al igual que el sonido y la imagen. La revolución numérica está haciendo converger de nuevo los sistemas de signos hacia un sistema único: texto, sonido e imagen pueden, ahora, expresarse en forma de "byte" (Multimedia).
El mismo vehículo permite transportar los tres géneros a la velocidad de la luz, conjuntamente o por separado. Este sistema supone una transformación radical.
La revolución tecnológica que vivimos en la actualidad hace pensar que la máquina desempeña el papel del cerebro y que ésta realiza funciones cada vez más numerosas del mismo. La revolución tecnológica de la "cerebralización" de las máquinas.
La revolución numérica permite conectar a la red todas estas máquinas "cerebralizadas". En cuanto una máquina tiene cerebro, se puede conseguir que todas las máquinas electrónicas estén conectadas entre sí de alguna manera.
El sistema de comunicaciones crea una red, un tejido que envuelve el conjunto del planeta, permitiendo el intercambio intensivo de información.
Más información no significa más libertad
El control de la información permitía dos cosas, en primer lugar, una información escasa era una información cara, que podía venderse y dar lugar a una verdadera fortuna. Por otro lado, una información escasa proporcionaba poder a quienes la poseían.
Relación entre libertad e información: Si tengo más información, tengo más libertad. Cada vez que se añade información, se gana en libertad. En nuestras sociedades democráticas, se tiene en cuenta la idea de que necesitamos más información para poder tener más libertad y más democracia. Pero no por añadir información aumenta la libertad.
Es algo que se puede constatar desde 1989, año de la caída del muro de Berlín. Hemos roto las últimas barreras que se oponían intelectualmente al avance de la libertad a escala internacional. Ahora la libertad ha progresado. Disponemos de todas las informaciones, estamos en la era de Internet, en una fase de superabundancia. Pero se ve que, en realidad, la libertad no aumenta, ya que aumenta la confusión.
El sistema hoy nos muestra constantemente que todo incremento de información supone una amputación de libertad. La forma moderna y democrática que adopta la censura no se basa en la supresión de información, sino en el exceso de ésta.
La información presenta dos aspectos: credibilidad y fiabilidad. Por muy abundante que sea esa información, la que más nos interesa es la que es creíble y fiable, la que tiene un mínimo de garantías relacionadas con la ética, la honestidad, deontología o moral de la información.
La información en directo
Ante la superabundancia de información, se puede acceder a fuentes de información en directo. Sin embargo, ¿Cuáles son las informaciones que se esconden, cuáles son las informaciones de las que no se quiere que nos enteremos?
Ante todas las informaciones a las que nos enfrentamos, debemos preguntarnos cuáles son los problemas para los que el periodismo es la solución en el contexto actual. Si sabemos responder a ésto, el periodismo nunca será abolido.
Relación entre información y verdad: La verdad, aunque no siempre sea fácil determinarla, es un criterio que debería tener una cierta pertinencia en lo referente a la información. Hoy en día, el sistema actúa de forma indiferente ante la verdad o la mentira.
En primer lugar, porque no pretende mentir y, por lo tanto no tiene mala conciencia. Lo que da valor a una información es el número de personas potencialmente interesadas en ella, pero ese número no tiene nada que ver con la verdad. Puedo decir una gran mentira que interese a mucha gente y venderla muy cara.
En 1997, se juzgó en Alemania a un periodista, Michael Born. Que fue condenado por haber vendido unos reportajes de actualidad a cadenas de televisión , durante mucho tiempo. Todo era falso. Y vendía a buen precio, porque eran exactamente lo que las cadenas querían tener (ha explicado sus hazañas en un libro titulado "Quién falsifica una vez..."). Fue un juez el único en descubrir que un reportaje sobre vendedores de droga en un barrio de la ciudad alemana había sido totalmente falsificado.
En segundo lugar, hoy el valor de una información depende de la rapidez con que se difunde, la instantaneidad.
Un periodista, ¿Qué es?
Si analizamos la palabra, un periodista ("journaliste") es un "analista del día". Dispone de un día para analizar lo que ha pasado. Actualmente, todo se produce en directo y en tiempo real. La instantaneidad se ha convertido en el ritmo normal de la información. Un periodista, hoy en día, debería llamarse "instantaneísta".
Todavía no sabemos analizar al instante, no hay análisis ya que no hay distancia. El periodista es el canal que enlaza el suceso y su difusión. No tiene tiempo de filtrar, ni de comparar.
Estamos en un sistema que poco a poco considera que hay valores más importantes (instantaneidad, masificación) y valores menos importantes, menos rentables (los criterios de la verdad). Este sistema se organiza para comprar y vender informaciones que tengan un valor mercantíl. En algunas ocasiones, la información sigue siendo un instrumento útil para despertar el sentido cívico.
Nos encontramos en un movimiento que se puede llamar de homogeneización cultural a escala planetaria, este fenómeno tiene tendencia a imponer sus modelos en todo el mundo. El modelo actual en el ámbito de la información es la CNN. Éste irá impregnando poco a poco a todos los demás.
El telediario que vemos en Francia a las ocho de la tarde es, en este momento, un tipo de modelo universal. Con todas las diferencias culturales que se quiera, la estructura de la narración, la retórica, es la misma en todas partes.
Este modelo fue inventado por la CBS en los años 60 y el primer presentador fue Walter Cronkite. Esta fórmula, con un presentador único, que está desde el principio hasta el final; no se hacía antes. En los telediarios de tipo tradicional, se sucedían varios presentadores, donde cada uno hablaba del tema que conocía. Por otra parte, también se decidió dar informaciones muy cortas.
Francia adoptó este modelo hacia mediados de los años 70 (el primero fue Joseph Pasteur) Se trata de un modelo importado. Nuestro país adoptó un modelo norteamericano.
En la actualidad, aparecen cadenas de información contínua; LCI, los británicos han creado Skynews, y se crearán otras, que son imitaciones de la CNN.
Todo el mundo se expresa igual
La estructura narrativa, el modelo retórico es universal. En quince años, este modelo universal se ha extendido por todo el planeta, y todo el mundo ya se expresa de la misma manera.
Pekín, Berlín, Rumania (1989) son exponentes de lo que se llama "fracturas inaugurales". Todo empezó con ellos. Estos acontecimientos fueron los primeros en permitir definir el funcionamiento posterior.
En su época, los acontecimientos de Pekín o Rumania no nos permitieron ver lo que ocurría desde el punto de vista mediático. Lo que sucedía en el mundo de los medios de comunicación era más importante, a la vista de sus consecuencias posteriores.
El poder se ha convertido en una noción confusa. Los que creen tenerlo se dan cuenta de que no lo tienen. Lo que antes se llamaba el cuarto poder ahora es más bien el segundo. Sus funciones han cambiado: el cuarto poder era la censura de los otros tres. Aquí, el segundo se plantea en terminos de influencia global y general sobre el funcionamiento de las sociedades.
En la actualidad, se considera que el poder se ha desplazado hacia la esfera de la economía y, el ámbito financiero. Los mercados financieros son los que dictan y determinan el comportamiento de los responsables políticos.
Los ciudadanos se movilizan porque piensan que su capacidad de intervención en el marco de la democracia consiste en votar, pero en cuanto votan a alguien, éste descubre a su vez que no puede hacer gran cosa. Por ejemplo, el presidente Chirac que fue elegido en Mayo de 1995, había dicho que no podía hacer gran cosa "debido al inmovilismo de la sociedad y a los imperativos europeos".
El jefe de un ejecutivo fuerte como sistema político, se revela impotente ante compromisos que ha adoptado, que son considerados como movimientos tectónicos. Éste es el problema del poder, en el que los medios de comunicación desempeñan un papel secundario.
Los riesgos de la democracia
Debemos plantearnos si en este contexto, no existe un riesgo para la democracia.
¿Por qué los políticos, en algún momento, tomaron la decisión de permitir que los mercados financieros quedasen fuera del alcance de sus acciones? Por ejemplo, se decidió que la moneda ya no dependería de la soberanía popular, cuando ésta es un instrumento de la soberanía.
La soberanía, en la actualidad, no son las fronteras, ni la política exterior, ni la seguridad. La soberanía se diluye, el poder se diluye y se produce una especie de proyección de estas responsabilidades hacia el exterior. La propia estructura del poder ha quedado trastocada.
Vivimos en un mundo en el que los mercados financieros exigen la aplicación de una determinada política, fijada por la OCDE y el FMI, y en el que todos los gobiernos llevan a cabo exactamente la misma política, que tiene las mismas repercusiones para la sociedad. La política actual va a remolque de la economía y ésta no es la economía real sino la economía financiera, especulativa.
Función de los medios en este contexto: Vivimos una situación de crisis de civilización, una crisis que podría llamarse de visión del momento en que vivimos. Actualmente, se está produciendo una serie de fenómenos a escala planetaria que han transformado la arquitectura intelectual y cultural en la que nos desemvolvemos, pero somos incapaces de describir el edificio en el interior del cual nos encontramos. Es una crisis de inteligibilidad. Sabemos que las cosas han cambiado, disponemos de instrumentos intelectuales y conceptuales, pero éstos no nos permiten comprender la nueva situación. Servían para analizar la situación anterior, pero no para comprender esta nueva realidad.
La crisis de inteligibilidad se basa en el hecho de que han cambiado ciertos paradigmas. Como en las grandes revoluciones científicas.
El progreso y la máquina
Han cambiado dos paradigmas importantes sobre los que se asentaba el edificio en el que vivíamos hace tan sólo unas decenas de años.
El primero es el progreso, la idea de progreso forjada a finales del siglo XVII y que impregna todas las actividades de una sociedad, permite que desaparezcan las desigualdades, que las sociedades sean más justas, consiste en creer que la modernidad implica que se arreglen unos cuantos problemas. La idea de progreso es el Estado providencia que conduce a la parálisis social.
El progreso es un paradigma general, que hoy ha entrado claramente en crisis. Será sustituido precisamente por la comunicación.
El progreso permitía la felicidad a nuestras sociedades. Hoy en día, a la pregunta sobre cómo estar mejor si ya se está bien, se responde: Comunicación. La respuesta masiva que se nos ofrece siempre es: hay que comunicarse.
Las aportaciones tecnológicas se relacionan basicamente con la comunicación. Que se considera como una especie de lubricante que hace posible que todos los elementos de una comunidad funcionen sin fricción.
El segundo paradigma era la idea de que existía una especie de funcionamiento ideal de una comunidad: la máquina , el reloj.
Una máquina es un conjunto de elementos que se complementan, en el que no sobra ninguno. Si existe algún elemento de más, la máquina no funciona. La máquina integra todos los elementos que la componen, y ¡funciona! Son los funcionarios quienes hacen que funcione el Estado. Ése es el modelo, que ha dejado de servir. Se acepta de nuevo que existen marginados, piezas que le sobran a la máquina.
El mercado es el principio que, hoy por hoy, hace funcionar las cosas, y no lo es ya el principio de la máquina.
El peso del mercado
El mercado solo integra aquellos elementos que son solventes. Es la solución a todo y pretende integrarlo todo.
El mercado moderno, tal como lo explicaba Fredinand Braudel, se inventó hacia el renacimiento. El mismo se limitaba a sectores muy concretos, como el comercio. En nuestra época abarca todos los sectores, todas las áreas de actividad, como la cultura, la religión, el deporte, el amor o la muerte.
Los dos paradigmas que han permitido la construcción del Estado Moderno, el progreso y el reloj, han desaparecido y han sido sustituidos por la comunicación y el mercado.
En la esfera de lo político, el poder está levitando, ya que no puede garantizar ni el progreso, ni la cohesión social. Los responsables políticos, o el poder político, se encuentran en una situación delicada ante este nuevo edificio.
Es patente la situación de incomodidad de algunos políticos y en los ciudadanos.
La cuestión de la ética se sitúa ahora en el centro de preocupación de los periodistas. El ámbito de actividad de éstos se ha reducido considerablemente y es evidente que se enfrentan a un sistema tanto de jeraquía como de propiedad, que reclama una rentabilidad inmediata. Los periodistas se preocupan por lo que se les va a pedir, y más si lo que se les pide entra en contradicción con lo que piensan realmente.
La información y las relaciones públicas
La influencia de la publicidad o de los anunciantes, de los accionistas que poseen una parte de la propiedad de un diario, pesa mucho. Hay periodistas que intentan defender su propia idea de ética, pero también se producen abandonos.
Cada vez es más frecuente refugiarse en la comunicación en el sentido de " relaciones públicas". Existe una actual confusión entre el universo de la comunicación y las relaciones públicas y el de la información.
La comunicación es un discurso adulador emitido por una institución que espera que ese discurso le reporte algún beneficio.
Las instituciones culturales, económicas o industriales producen información, la entregan a periodistas y les piden que se limiten a reproducirla. La petición no se presenta como una orden, pero la forma puede ser muy seductora.
Es cierto que las nuevas tecnologías favorecen considerablemente la desaparición de la especificidad del periodista. A medida que se desarrollan las tecnologías de la comunicación, aumenta el número de grupos que producen comunicación.
Las tecnologías de la comunicación han producido la exploción de las radios libres, o el fax. Actualmente, gracias a internet, cada uno de nosotros puede no solo convertirse en periodista, sino ponerse a la cabeza de un medio de comunicación.
Conciencia y responsabilidad
Los medios de comunicación que más se desarrollan son los medio relacionados con las tecnologías del sonido y la imagen.
Los periodistas no forman un cuerpo homogéneo, existen opiniones ernfrentadas. Son grandes consumidores de medios de comunicación, son muy conscientes de todos los problemas y discuten de ellos continuamente.
Los ciudadanos no son simples receptores de los medios de comunicación. El emisor tiene una gran responsabilidad, pero informarse también quiere decir saber cambiar de fuente, resistirse a ella si es demasiado fácil. Para mucha gente ya no es difícil darse cuenta de que el telediario no basta para estar informado. No está hecho para informar, sino para distraer. Está estructurado como una película, empieza de una cierta manera y acaba con un final felíz.
En un periódico se puede empezar por el final. Al finalizar el telediario, casi todo el mundo se ha olvidado de lo que ha pasado al principio, acaba con risas y piruetas.
No se puede decir: la televisión me informa mal, ella es la culpable. La persona que se dice a sí misma: voy a informarme mirando un telediario, se está mintiendo a sí misma, porque no se da cuenta que está haciendo una apuesta con su propia pereza.
Informarse o saber qué pasa
El ciudadano tiene dos posibilidades: o bien se quiere informar o bien sólo quiere saber vagamente lo que pasa. En primer caso, se puede hacer a base de recortar y pegar las informaciones. Hay que tener la voluntad de hacerlo.
Por otro lado, por muy exigente que sea el teleespectador con los telediarios, lo que no puede exigirles es lo que no pueden dar. En treinta minutos tienen que tratar una veintena de informaciones.
La televisión puede hacer bien su trabajo cuando se trata de reportajes y emisiones especiales. Por ejemplo, el documental en dos capítulos sobre la Guerra de las Malvinas, fue importantísimo en la historia de los medios de comunicación, sirvió de modelo para la del Golfo, desde el punto de vista negativo. Esto supone tener la voluntad de seguir un mismo tema durante varias horas.
En cuanto a su funcionamiento, el medio de comunicación dispone de todas las posibilidades.
Informar no es solo interesarse por ciertos ámbitos considerados importantes, sino también por la propia información y la comunicación. Los medios ya no pueden presentarse simplemente como un ojo que mira y que no puede verse. Todo el mundo los ve y todo el mundo sabe, de alguna manera, que no son perfectos. La gente espera de los medios que hagan una autocrítica.
Los medios de comunicación deberían proceder a análisis más serios sobre su propio funcionamiento, para que todo el mundo supiera cómo trabajan, y que no son reacios a la inspección, la introspección y la crítica.
No están solo para juzgar a los demás, sin poder ser juzgados a su vez. Es muy cómodo juzgar sin ser juzgado.